¿QUÉ ES?
La conciencia fonológica es la
habilidad que permite que las personas manejemos de manera voluntaria
las unidades más pequeñas del lenguaje, los fonemas. Por ejemplo,
si nos presentan las palabras gato y
pato, podemos decir
que suenan diferente, aunque no sepamos explicar exactamente por
qué. Sin embargo, si somos capaces de decir que ambas palabras están
compuestas por cuatro fonemas y que el primero es diferente, estamos
realizando una reflexión acerca del lenguaje, lo que implica poseer
conciencia fonológica.
La
conciencia fonológica forma parte de lo que de forma general se
denominan habilidades metalingüísticas.
Estas habilidades hacen referencia la capacidad para hacer
operaciones con las unidades lingüísticas subléxicas (más
pequeñas que las palabras) como las sílabas y los fonemas. Por
tanto, distinguimos conciencia léxica (identificar
las palabras que componen las frases), conciencia silábica
(identificar las sílabas que
forman las palabras), conciencia intrasilábica
(distinguir entre sílabas) y
conciencia fonológica.
Existe una relación
muy estrecha entre conciencia fonológica y aprendizaje de la
lectura. Los niños que muestran buenas habilidades fonológicas son
buenos lectores, mientras que en las dificultades de lectoescritura
suelen presentarse también dificultades para realizar análisis
fonológico.
¿CÓMO PODEMOS
FOMENTARLA?
Las habilidades
metalingüísticas comienzan a adquirirse de manera espontánea con
el desarrollo del lenguaje oral. Por ejemplo, cuando un niño
pregunta “¿se dice ponido?”, implica una reflexión sobre la
forma en que está hablando. Por su parte, la conciencia fonológica
no aparece como algo natural puesto que no es necesario adquirirla
para el lenguaje oral. Se desarrolla debido a la necesidad de leer y
escribir. Sin embargo, las ayudas para adquirir conciencia fonológica
pueden (y deben) iniciarse a través de juegos metalingüísticos,
antes de comenzar a leer y escribir.
Algunos juegos tan
cotidianos como el “Veo-veo”, son una forma de desarrollar estas
habilidades, puesto que se pide al niño que busque palabras que
empiecen por el mismo sonido. A continuación se proponen algunas
otras actividades que pueden realizarse también de forma lúdica
tanto en grupo como a nivel individual.
- Decir palabras en voz alta y dar una palmada por cada sílaba. Si por ejemplo la palabra tiene tres sílabas/golpes, todos los niños (o el niño y el adulto) deberán decir palabras que tengan ese mismo número de sílabas.
- Formar palabras que comiencen por una sílaba concreta o bien que terminen por esta. Un ejemplo es el “Tren de las palabras”.
- Presentar palabras que contengan otras al omitir alguna sílaba y preguntarles a los niños qué palabra queda.
- Juegos de deletrear. Existen algunas canciones infantiles que deletrean, como "el cocherito Leré".
Por tanto el desarrollo de estrategias de análisis fonológico es fundamental como primer paso para la posterior adquisición de la lectoescritura y por ello debe trabajarse tanto en educación infantil como primaria.
A continuación dejamos algunos enlaces de interés con actividades.
¡Feliz jueves!