jueves, 10 de julio de 2014

Aprendiendo a leer: Procesos fonológicos implícitos

En una entrada anterior, comentábamos la importancia de la conciencia fonológica y su valor predictivo en la adquisición de la lectoescritura. Nos ocupamos ahora de los denominados procesos fonológicos implícitos los cuales también influyen en el desarrollo y adquisición de la lectoescritura.

¿QUÉ SON?

Los procesos fonológicos implícitos son aquellos que utilizamos de forma automática cuando debemos procesar información fonológica. Al contrario de lo que sucede con la conciencia fonológica (donde es preciso que la persona reflexione voluntariamente sobre los sonidos de las palabras), estos procesos se activan de forma inconsciente.
Dentro de estos procesos, distinguimos la memoria verbal a corto plazo (o fonológica) y la velocidad de acceso a las representaciones fonológicas en la memoria a largo plazo. Vamos a describir cada una de ellas.


  • La memoria verbal a corto plazo nos permite mantener y manipular información verbal durante un periodo corto de tiempo (unos segundos). Podemos distinguir dos conceptos: Amplitud (que implica el mantenimiento en la memoria de la información percibida) y la memoria operativa verbal. Esta última está íntimamente relacionada con la capacidad de lectura y de comprensión lectora. Permite no sólo mantener información ya procesada sino también manipular nueva información. Es lo que permite, por ejemplo, que durante la lectura podamos retener las palabras ya leídas junto con su significado al mismo tiempo que avanzamos en la lectura y codificamos nueva información.

  • La velocidad de acceso a las representaciones fonológicas en la memoria a largo plazo. Está directamente relacionada con las habilidades para recuperar información de la memoria a largo plazo y activar esta información para poder ser utilizada en el momento presente. En relación con la lectura, se considera la velocidad para denominar o nombrar elementos escritos (letras, números...),lo cual facilita la lectura y la comprensión.

Aunque estos procesos pueden ponerse de manifiesto en la adquisición de la lectoescritura, su adecuada evaluación temprana permite la detección de posibles dificultades futuras. Así, pruebas sencillas ( repetición de dígitos,  repetición inversa de dígitos, retención de la palabra final de una serie de frases....) para la memoria operativa y las técnicas RAN  y RAS (que consisten en la denominación de estímulos variados) para la memoria a largo plazo, permiten una detección precoz y una intervención temprana para atajar posibles dificultades futuras en la adquisición de la lectoescritura.

En relación con la intervención, se han desarrollado varios programas  para la mejora de las habilidades de memoria operativa. Uno de ellos es MeMotiva, que consta de ejercicios variados en modalidad visual y auditiva. Para más información consultar la siguiente página.

Por último, adjuntamos el artículo "Procesos fonológicos explícitos e implícitos, lectura y dislexia"  que hemos utilizado para este post y para el anterior sobre conciencia fonológica.


¡Feliz tarde a todos!


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